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26 septiembre 2006

El bar del "Gallego"


Intermedio
Dicen que acá se escribieron los sueños. La luz se enciende blanca y sombría, el humo del cigarrillo nubla los pensamientos y escribir es casi un juego de a dos: el bar y yo. Me detengo a sufrir el alrededor: el ventilador detenido, el murmullo de las voces (las mismas que le dictaron a otros escritores lo que escribir), la ventana enrejada y el exterior inocente.

(Lo) escribo para no vivirlo. Sumerjo el lápiz en la hoja de papel y el bar me guía. Los parroquianos están y lo ignoran, pero lo saben. El piso de ajedrez me incita a dar la primera movida, la del golpe efectivo, y ahí nomás, entre las cenizas y el pocillo de café vacío, varios mundos colapsan en cuanto la puerta de calle se abre y se vuelve a cerrar automáticamente.